Madrid.- ¿Cómo se queda el pasajero de un autobús cuando un desconocido se le acerca y antes de desaparecer para siempre le previene sobre la posibilidad de que padezca un tumor de hipófisis, algo que termina siendo cierto y le evita males mayores después de una cirugía?
Así le sucedió a una mujer de la región española de Cataluña en enero pasado. Montserrat Ventura explicó en una conversación telefónica con Efe que ahora, cuando han pasado unos meses desde la operación en la que le fue extirpado un tumor de hipófisis, quiere encontrar a la mujer que le “diagnosticó” correctamente.
Pocas horas después de que se conociera un reportaje que publica hoy en su portada el diario “La Vanguardia” de Barcelona, el teléfono en casa de Montserrat, en esa misma ciudad, no deja de sonar.
Ella cuenta una y otra vez la historia porque no deja de recordar que “lo que esa mujer me dijo, lo decía de corazón, y eso lo tengo dentro.”
El 22 de enero, Montserrat, una profesora de primaria retirada, abordó un autobús de Barcelona con un grupo de amigos con los que se dirigía a visitar el Monasterio de Pedralbes.
"De pronto, una mujer como de uno con sesenta de estatura y pelo rizado me pidió que fuera con ella hasta el lugar reservado a los carritos de los bebés, en el centro del autobús,” dice Montserrat.
Y añade que la desconocida, “muy prudente, hablando en catalán, en voz baja y con mucha discreción,” le entregó un papel en el que le sugería hacerse unos análisis médicos” específicos porque creía que podía estar desarrollando un tumor de hipófisis.
"La mujer debió verme algo,” dice Montserrat, y recuerda también que la desconocida le aseguró que en su consulta había visto ese mismo día a dos mujeres con una sintomatología similar a la que supuestamente diagnosticó en ella.
Montserrat no recuerda otros detalles de la mujer. Sólo cree que era una profesional, y “seguro que es una especialista en hipófisis,” porque estaba “muy interesada” y, además, le dijo que todavía estaba “a tiempo,” pues la gente cuando va a la consulta “ya está hecha polvo.”
Algunos de los amigos de Montserrat difirieron: “No le hagas caso; qué tontería,” dijeron unos, mientras que otros le animaron a que fuera al médico.
Y al cabo de unas semanas, los resultados de los análisis sugeridos por la mujer -y ordenados por su médico- dieron unos índices tres veces superiores a lo normal. El endocrino encontró un tumor “de siete milímetros, difícil de detectar.”
Era un tumor “mal situado, en la cavidad cavernosa por donde pasan arterias; una enfermedad que si no se detecta a tiempo puede generar diabetes, afectar al corazón o a la vista,” asegura Montserrat Ventura.
La cirugía en la que le extirparon el tumor fue el 10 de julio.
Montserrat dice que ahora está “esperanzada” en encontrar a esa mujer, aunque expresa un temor: “A ver si no se asusta con esta revolución mediática.”